jueves, 27 de octubre de 2016

Lo que da de sí una coma.


La coma es un signo de puntuación que es imprescindible en algunas ocasiones para evitar entuertos o malas interpretaciones. Estos ejemplos, que nos ofrece Julio Cortazar y pongo a continuación, lo demuestran:

“La coma, esa puerta giratoria del pensamiento” (Julio Cortázar)

Una coma puede ser una pausa. O no…
No, espere.
No espere.

Puede crear héroes…
Eso solo, él lo resuelve.
Eso, solo él lo resuelve.

Puede ser la solución.
Vamos a perder, poco se resolvió.
Vamos a perder poco, se resolvió.

Cambia una opinión.
No queremos saber.
No, queremos saber.

La coma puede condenar o salvar.
¡No tenga clemencia!
¡No, tenga clemencia!

Finalmente, esta conocida genialidad autoral de Julio Cortázar:

Lean y analicen la siguiente frase:
“Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda”.
Si usted es mujer, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra mujer.
Si usted es varón, con toda seguridad colocaría la coma después de la palabra tiene.

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¿A qué viene esto? Pues a una cosa muy sencilla y tan de actualidad. Ya estamos viendo que el PSOE donde pensamos que había dicho Digo ahora dice Diego… ¿o dijo Diego y nosotros entendimos Digo? Tal vez el asunto sea tan sencillo como una coma. Me refiero a la afirmación tan manida y vituperada de: No es NO. Yo no soy experto en el idioma por lo que me gustaría que filólogos y académicos me aclaran lo que querían decir desde el PSOE, vaya a que sus votantes estén quejándose de que han faltado a su promesa, de que les han traicionado, y donde decían No ahora se abstienen.

Yo recuerdo que estando en el seminario, porque yo estuve en el seminario, amigo mío, había una frase adoctrinadora que sembraba buena voluntad, compañerismo y entrega a los demás, Esta era: "Lo mejor y lo primero para mi compañero". O sea, lo importante era el compañero, a él se le daba la preferencia en todo lo bueno. Esto tenía un doble objetivo, servir a los demás y someterte a los principios de la fe. Algunos, y yo era uno de ellos, tal vez esa fuera una de las causas por las que tomé las de Villadiego, cambiamos la frase con una coma y un acento, resultando: "Lo mejor y lo primero para mí, compañero". ¡Caray, cómo cambia la película! 

No crea usted que nuestro cambio era producto de una meditación y rechazo al noble deseo de servir al compañero, sino de desarrollar la genialidad y comprobar los vericuetos del nuestra lengua escrita, a través de esos pequeños detalles e, incluso, de ir descubriendo la polisemia del léxico de nuestro rico acervo cultural referente al lenguaje.

Yendo un poco más lejos, ya sabemos que los contextos complementan a las frases y las dotan de un contenido referencial aclaratorio. Nadie puede pensar que un partido de oposición, que a lo largo de todo el periodo electoral andaba como alternativa al PP, no dijeron No donde decía NO. Pero ahora resulta que su No era Abstención. En el fondo puede que los tontos hayan sido los votantes que no entendieron nada al revestir el mensaje de ese contenido referencial del contexto político e ideológico que acompañaba al partido de Pablo Iglesias, al antiguo Pablo Iglesias me refiero, desde su inicio. Veamos:

¿Si yo digo: NO es NO, es lo mismo que si yo digo: NO, es NO?

En una afirmación normal, como por ejemplo: Juan es Juan, parece que ratificamos esa afirmación casi en la misma medida que si decimos: Juan, es Juan, si bien en este caso podríamos estar diciéndole a un Juan que es otro Juan al que nos referimos. Pero existe una regla del lenguaje lógico que dice que dos negaciones en una misma frase nos dan una afirmación. O sea: No es no, querría decir que es otra cosa distinta al no, en este caso podría ser la abstención. O sea, que la primera negación niega a la segunda. Ahora bien, si después del primer No coloco una coma la cosa cambia, quedando: No, es NO, dando como respuesta una reafirmación del No primero.

Y ahí viene mi duda, ¿cómo dijo el PSOE que votaría no a Rajoy, si acaso lo dijo? La cuestión tiene enjundia, pues en función de ello se les puede acusar de traicionar a los votantes o de no haber dicho las cosas claras, por lo que estos no lo entendieron bien, y eso es diferente. No es lo mismo una mala interpretación que una traición.

Hoy, viendo al señor Hernando defendiendo la abstención en el congreso, se me vino a la mente este asunto interpretativo y, con cierta sorna y cachondeo, me puse a cavilar sobre el arte manipulativo que tienen los políticos con esos discursos ambiguos donde dicen una cosa y la contraria a la vez. El problema es que ya no sabe uno qué y a quién votar, pues donde parece que dicen Digo al final dirán Diego. Vamos, digo yo… ¿o debería de decir Diego yo?

Buenas noches, que ustedes descansen bien hoy que mañana ya veremos… Digo yo.

PD: No obstante propongo un análisis sintáctico de la frase: No es No, desde otra perspectiva, donde el sujeto es NO, seguida de un predicado nominal (es) y de un atributo, que en este caso se localizaría en el segundo NO; o sea, No (sujeto) es (predicado nominal) No (atributo). De esta forma sí queda claro que el segundo NO se plantea como reafirmación del primero y sujeto NO, pues aclara su esencia con el atributo que le otorga.


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